viernes, 2 de agosto de 2013

LA VERDAD




LA VERDAD




Mi padre , que era un coñón , contaba siempre que, en castellano, existían adjetivos descalificativos que, no solo califican al nombre negativamente , si no que lo desdibujan , lo desfiguran, lo distorsionan, y al final el significado es de otra naturaleza , vamos que no lo conoce ni la madre que lo parió . Ponía como ejemplo el oro alemán, donde alemán descalifica al oro y ya nadie sabe de que estamos hablando, pero que no se trata de oro , lo mismo pasa con plata meneses, que no es plata ni nada. Y todo para llegar a aquella extraña forma de la democracia orgánica, que era como se autodefinía el régimen de Franco , que naturalmente no era una democracia , término que quedaba destrozado con lo de orgánica, debía ser por que era lo que le salia de los órganos pendulares al Generalísimo.

Los políticos son seres extraños, especialmente preparados para distorsionar el lenguaje hasta límites verdaderamente asombrosos. Sin rubor alguno “ la verdad” es objeto de manipulación y ocultamiento , unas veces para exajerarla brutalmente y otras para minimizarla también brutalmente , nunca para contarla o aceptarla simple y llanamente tal y como es, o pasó. Dependiendo de si estás en el gobierno o en la oposición el solsticio de verano , además de tener los días más grandes, es propicio para la creación de empleo o es un éxito político independiente y viceversa .

La corrupción institucionalizada nos permite asombrarnos todos los dias con acusaciones sin medida contra los contrincantes y con comprensivas y prudentes excusas a favor de los correligionarios . La verdad a secas no le interesa a nadie del mundo de la política , pero nos interesa a los ciudadanos , que al fin y al cabo somos los que pagamos la fiesta .

Las recientes y seguidas sentencias del Tribunal Supremo , todas ellas favorables a políticos tan importantes como Blanco , Matas y Barcina nos permite verificar la eficacia de los adjetivos descalificativos del término VERDAD . Los interesados, con la sentencia en la mano y la voz engolada, reivindicaban cínicamente su honor mancillado, en base a una verdad judicial, último refugio de los políticos, especialmente de los de alto rango , los más de 10.000 aforados , ya que después de haber marcado las cartas de los Tribunales Superiores de Justicia y del Supremo , malo será que no toque una baza favorable , y que, con una pintoresca apreciación de los hechos probados , se dictamine que no son punibles . Los incrédulos ciudadanos nos quedamos con la verdad real , la ética , la moral, más cercana a los hechos .

Cuando los adjetivos descalificativos no son lo suficientemente explicativos degradantes , la verdad se convierte en versión o peor en relato, que es, además, adaptativa , evolutiva , cambiante y elástica ,según sea necesario. En estos últimos dias nos han obsequiado con sus versiones expléndidas ,virgueras sobre sus respectivos problemas : Rajoy, Mas y Griñán, que tienen un denominador común, los tres niegan absolutamente todo, no es lo que parece , unos extraños tesoreros ( algunos fallecidos )o unos rarísimos interventores son , en su caso, los culpables, que iban a su aire , sin que los responsables máximos se enteraran de nada , y que llegado el momento de que los jueces demostraran los hechos y fallaran en contra, en firme , después de miles de recursos , el partido reembolsaría el dinero y pelillos a la mar. Se acogen también a una verdad judicial . También los ciudadanos tenemos nuestra versión de los hechos, más verosímiles , más sencillas , más creíbles , y que podemos explicar sin términos tan melífluos , tan manipulados , que no hay forma de entenderlos . A lo mejor es lo que se pretende .

En las democracias occidentales avanzadas, la verdad es el eje fundamental de la relación de los políticos con los ciudadanos . La credibilidad es esencial, por eso cualquier indicio de actuación rozando lo no ajustado a la ética pública o personal , sin que sea necesario que sea un delito o un hecho irregular , etc , da lugar a una dimisión . No es necesario llegar a una verdad judicial firme , los meros indicios procesales son suficientes para provocar una dimisión. Aquí no dimite nadie , ergo nuestra democracia es muy deficiente .

¿ Responsabilidad política ? ¿Pero que es eso?  aqui no existe. 

Dicen que, en la guerra, que es el fracaso de la política , la primera víctima es la verdad; en España no hay que llegar tan lejos , es suficiente la política diaria para destrozar la verdad.












No hay comentarios:

Publicar un comentario