Hablar
de ética en España es algo así como hablar de hablar de vida en la
constelación Orión, allá en los confines del universo conocido. Es
tan absurdo como el nacimiento mitológico del gigante Orión, como
consecuencia de una meada de los dioses en la pata de un buey. Pero
si nuestros ancestros pudieron inventarse esta imaginativa y fecunda
meada, malo será que no pueda yo hablar sobre la ética en la vida
política de este atormentado País, sobre todo por que mi último
artículo se titulaba Corrupción.
La
ética trata de la conducta humana distiguiendo lo que es conveniente
y no conveniente, lo deseable y lo reprobable , lo bueno y lo malo,
lo correcto y lo incorrecto, lo permitido y lo prohibido, lo
obligatorio y lo discrecional , lo moral y lo inmoral, lo honrable y
lo no honorable, etc tanto en lo referente a los actos, como a los
juicios y pensamientos. Cuando en una sociedad está claramente
caracterizado lo conveniente, lo deseable, lo bueno , lo correcto, lo
permitido , lo obligatorio , lo moral, lo honorable, etc., estamos
ante lo considerado ético y lo contrario es lo considerado como no
ético. Las sociedades tratan de identificar lo ético y lo no ético
, para promover y preservar los comportamientos éticos colectivos e
individuales, a través de normas morales y religiosas,
deontológicas, civiles, mercantiles, etc, mereciendo el reproche
las conductas no deseables moral, profesional, o penalmente. Las
diferentes religiones han sido durante siglos las guardianas de las
esencias de la ética pública y de su aplicación a nivel individual
, hasta tal punto que la ética se asimila restrictivamente con la
moral y las buenas costumbres. El cristianismo , el budismo, el
sintoísmo, etc han impregnado la forma de vida, la cultura y la
economía de los pueblos, de una forma significativa. Lo que llamamos
el mundo occidental tiene impresa la inspiración judeo-cristiana con
sus diversas “iglesias”: la judia , la católica, la protestante
en su diferentes ramas: calvinista, metodista, bautista, luterana,
etc, e incluso nacionales inglesa , sueca, noruega, danesa, etc. Es
curioso que de la reprobación del ocio y el derroche del
protestantismo, en centroeuropa, surgen los cimientos del
capitalismo, del marxismo, la democracia o la república moderna.
Las
corrientes laicistas que, como un imparable tsunami, inundan las
sociedades más evolucionadas y cultas de occidente, hace que mucha
gente no sepa digerir esa libertad de conciencia y, al no tener
cánones morales religiosos firmes y predeterminados a los que
ajustarse , y olvidar la existencia de unos principios civiles
éticos, piensa que todo es posible y justificable y se tira a la
bartola y a todo lo que se ponga por delante. Y esto es un peligro
para cualquier sociedad, sobre todo si esta gente llega a la
política, sin tener unos principios éticos, que no morales, muy
sólidos, imponiendo, como un incontrolado francotirador, el todo
vale, que, como son muchos, es la explicación de la generalización
de la corrupción.
La
ética y la democracia están intimamente unidas. Una degradación
del nivel de la ética de un pueblo , implica que no puede aspirar a
tener una democracia plena y fuerte, ya que se levantará todas las
mañanas con un escándalo, a cada cual más expectacular, y eso mina
la credibilidad en las instituciones, en los políticos y en los
partidos. Es, por tanto, muy importante, en democracia, el examen de
las personas que pretenden acceder a la política, de forma
exhaustiva, por partes de sus posibles votantes, mediante las
correspondientes elecciones. Este sistema de selección es diferente
en todos los paises con democracia avanzada, pero son normalmente
durísimos y , en algún caso, crueles, sobre todo cuando hay muchos
contrincantes rivales para un mismo puesto. Y este procedimiento es
para todos los cargos, con lo cual el aspirante es conocido y
examinado con lupa todos sus antecedentes. Y aún así, alguno se
cuela por que los procedimientos humanos no son perfectos, pero en
general funcionan y si no , si funciona la espita de la dimisión.
En
España es el inspirado dedo divino el que selecciona, por cooptación
endogámica, a los que concurrirán a todas las elecciones, en base a
la lealtad al lider exclusivamente, sin tener en cuenta la valía, la
preparación , la honradez, la bonhomía, la idoneidad para el cargo
o ni ningún otro factor. Los encargados de esta operación son los
partidos políticos, generalmente a través de sus secciones
juveniles donde van peinando en base a la obediencia ciega y la
lealtad, después una concejalía, etc. Estos, generalmente jóvenes
elegidos van dejando sus estudios aparcados por la dedicación plena
al trabajo político, remunerado, con lo que al final, el currículo
ha de ser inventado y exajerado o disimulado . Las habilidades usadas
en este proceso de selección, son los empujones , zancadillas y
hasta puñaladas, entre rivales, en una lucha fratricida
conspirativa permanente, para ganar el favor del jefe, al cual no se
le puede llevar jamás la contraria, ni tener iniciativas propias,
sin consultar. Evidentemente la idoneidad , la preparación , la
ética y la honorabilidad del candidato, no es objeto de
consideración para ocupar cargos públicos. Este procedimiento
seguido largo tiempo da lugar a unos entes con vida e intereses
propios , dominados por lo que en los partidos comunistas se denomina
el aparato o sea el funcionariado o personal estable del partido,
que es el núcleo duro e impenetrable, que manejando las listas, los
cargos y los dineros, se hace, por confusión osmótica , a la
larga, con la cúpula. Capilarmente el procedimiento penetra en todo
rincón del Sector Público, y afecta a todos los puestos habidos y
por haber, desde los más altos a los más humildes, y como, por
compadreo, los sucesivos gobiernos respetan gran parte de los
nepotismos hechos por los anteriores, sin renunciar, claro está, a
los propios, y el Sector público crece y crece, y aparece como
sedimentos estratificados, facilmente identificables , como una
milhoja intragable, de capas de mierda de procedencia diferente ,
esta que dejó fulano, esta mengano. En las administraciones locales
este fenómeno se aprecia fácilmente y encima se pone el nefasto
caparazón de las delegaciones y dedicaciones , asesores y demás
personal de confianza que, además encarecer innecesariamente el
coste de funcionamiento y de volver ineficaz la gestión de las
entidades, es lo que hace fructificar explosivamente todo tipo de
corrupciones.
Es
innegable que en los grandes partidos existen personas afiliadas o
simpatizantes honradas, formadas y de valía, pero además de pagar
su cuota, ir en las listas de relleno y asistir a reuniones para
mayor gloria del jefe, no cuentan para nada en la marcha del partido
y si por motivos electorales es elegido , o se integra en el podrido
sistema y hace y deja hacer , o es declarado raro y molesto y
apartado de la circulación rápido. La petrificación de la cúpula
de los partidos por falta de renovación es visible y solo, para
todo, se manejan sota , caballo y rey y son incapaces de abrirse al
propio partido, y menos a la sociedad que dicen representar.
Francisco Vazquez ex Alcalde de La Coruña calificaba, ayer 17 de
Febrero en V televisión, a la cúpula de su partido e PSOE como
okupas que habían desideologizado y trivializado los pricipios del
partido, pasando a una política menor táctica y purgado a todos sus
miembros clásicos y con prestigio, estos okupas son todos “hijos”
del partido, que nunca han hecho no ganado un euro , fuera del
partido, le llamaba el síndrome de Pepiño Blanco. El la misma linea
pocos minutos después en 13 TV, Joaquín Leguina abundaba en el
análisis y terminaba diciendo que “si el PP y el PSOE no se abren
, mueren” ,al presentar su nuevo libro “ Historia de un
despropósito. Zapatero el gran organizador de derrotas” .
Recomiendo que recuperen estas dos entrevista magníficas y se lean
el libro de Leguina , yo lo haré, por que estoy verdaderamente
preocupado.
Los
españoles tenemos un gravísimo y dificilísimo problema con los
partidos políticos, por una parte porque sin un cambio drástico en
su forma de hacer política, más austera, honrada, abierta hacia y
con el pueblo, no iremos hacia un estado democrático moderno, ni
saldremos de la crisis, y segundo por que los partidos no están por
la labor de cambiar nada y son ellos los que en los Parlamentos,
mediante leyes, los que tendrían que cambiar la actual situación.
Somos
los ciudadanos los que con movimientos y plataformas ciudadanas en
las elecciones locales , denunciando esta situación en los medios de
comunicación , votando a esos partidos emergentes:VOX, Ciudadanos,
Podemos, etc, que empujen a los grandes a evolucionar y legislar en
serio por el cambio que elimine sus privilegios, reduzca el Sector
Público a dimensiones lógicas, democratice el funcionamiento de los
partidos, eliminen totalmente las subvenciones a los partidos y
sindicatos, reponer los controles internos y externos a la gestión
pública, respetar la independencia de la Justicia,etc, en una
palabra tanto la sociedad como los partidos políticos han de
rearmarse ética e ideologicamente, si queremos incorporarnos a las
sociedades prósperas y democráticas occidentales, si no seremos
otro estado fallido por culpa de la actuación de su clase política.
Mini Perez Gandoy me pone en FB este comentario interesante :
ResponderEliminarRosendo, he leído tu artículo y no estoy capacitada para analizar todo lo que escribes, pero atendiendo a lo más simple y comprensible creo que Francisco Vázquez tiene toda la razón al decir que la polítida está invadida por okupas, asentados en unas poltronas que no les pertenecen de por vida, pero ellos creen que sí. Todas las operaciones Muralla, Campeón, Carioca, etc. etc. están efectuadas por personajillos que creían estar por encima del bien y del mal, por eso no se pusieron límites y las Juezas Lara y San José lo tienen difícil; en el fondo se disculpan y encubren unos a otros, creando el mal endémico de la corrupción. El problema no lo generan los hombres ricos que proporcionan puestos de trabajo y liquidan sus impuestos correspondientes, sino los corruptos. La ética y la moral han de ir en el mismo saco, ambas son las normas que regulan las relaciones humanas, saltárselas o no va en la dignidad y el fuero interno de cada ser humano. Empezando por nosotros mismos, tenemos la obligación y el deber de transmitir a nuestros hijos y nietos todo aquello que les enseñe a ser personas honradas, justas y decentes.¡Ah! y siempre diré lo mismo: reforma de la Ley Electoral y listas abierta