LA
CORRUPCIÓN SUBYACENTE
Nunca
los políticos han hablado tanto de corrupción y se han rasgado las
vestiduras abominando de esta práctica y jurado que lucharán con
todas sus fuerzas contra ella, como en estos días de “
negociaciones “ después del puzle endemoniado que nos han
facilitado las últimas Elecciones Generales. A mi me suenan todas
estas manifestaciones rimbombantes a hueco, a un cinismo casi
enfermizo, ya que , en términos de catecismo, se les nota falta de
contrición y propósito de la enmienda, por lo que no creo que
ninguno merezca la absolución de sus gravísimos pecados. Hablan
tanto de ética, que no tienen tiempo a practicarla.
El
PP , acosado por los escándalos de corrupción masiva e
institucionalizada en Valencia y en Madrid, presume, en su descargo,
de haber aprobado 72 medidas anticorrupción en la legislatura
pasada, mientras que es puesto, con toda la cara dura, pero con
cierto éxito, como paradigma de la corrupción por parte de un
PSOE, que se desangra por los escándalos más importantes y
abyectos de la Junta de Andalucía, que manchan a dos expresidentes
del partido y de la Junta y a toda la estructura del partido , del
sindicato y de las administraciones locales andaluzas gobernados por
los socialistas. Los ciudadanos estamos hartos de las comparaciones
sobre quién tiene más cantidad de mierda acumulada y sobre la
propia calidad de la mierda de cada montón. ¡ Patético !
No
despreciamos las famosas 72 medidas del PP y del evidente y notable
impulso e independencia en la actividad de las unidades policiales y
la de la Fiscalía anticorrupción, que, paradógicamente , tanto le
han fastidiado al propio PP. Creo que el único partido que tiene una
idea más firme de lucha contra la corrupción, es Ciudadanos , que
logra imponerla en todos sus pactos autonómicos y ahora a nivel
estatal con el PSOE, en el fallido Devate de Investidura : suprimir
los aforamientos e imponer la limitación de mandatos, lo que no
sabemos es las dimensiones y profundidad, de estas importantes
medidas, para la lucha contra la corrupción, que debían estar ya
recogidas en la Constitución y afectar a todo el sector público,
como unos principios rectores legislativos, generales, claros y muy
restrictivos, limitados al estricto ejercicio del cargo aforado.
Pero
ningún partido ni siquiera habla de ir al fondo de la cuestión, lo
que yo llamo la corrupción subyacente, que está intimamente ligada
a la excesiva politización de las instituciones, variable
explicativa de la corrupción en España. Para no hablar en abstrato,
teóricamente, vamos a tomar como ejemplo un ayuntamiento cualquiera
, que es una institución que tenemos cerca y que más o menos todo
el mundo sabe como están organizados y como funcionan. ¿ Cuando
podemos decir que la politización de la institución es excesiva? Yo
diría que si la mayoría gobernante, o en su mayor parte, tiene
dedicación total o parcial, con funciones delegadas del Alcalde y,
por tanto, devengando retribuciones importantes, se producen una
serie encadenada de efectos nefastos que llevan inexcusablemente a
condiciones propiciatorias de corrupción, asombrosamente amparadas
formalmente por la legislación, por eso la denomino corrupción
subyacente. Lo sorprendente es que goza de protección oficial, por
interés de los partidos. Veamos:
-El
primer efecto es la pérdida de gran parte de la función de control
del Pleno sobre el gobierno municipal. Solo queda el control de la
minoría, generalmente inane y la judicial.
-El
segundo es el incremento injustificado e injustificable del costo de
la gestión política, no solo por el pago de las dedicaciones a los
concejales de la mayoría de gobierno , y por las dedicaciones que
hay que “darle” a la minoría para que no proteste, ( las
generosas retribuciones son objeto de aprobación por unanimidad e
inmediatamente), sino por la generosa dotación para asesores,
personal de confianza a mayoría y minoría, además de chóferes ,
coches, teléfonos, material informático, viajes, gastos de
representación, etc. y demás gastos camuflados ingeniosamente en
capítulos presupuestarios como si fueran gastos de funcionamiento,
personal, reuniones y conferencias, dietas y desplazamientos, etc.
Como las Corporaciones Locales, como el resto de las administraciones
públicas, no están auditadas anualmente por firmas independientes,
como los son, en forma obligatoria, las empresas de cierto tamaño,
no se conoce con cierta aproximación el coste de la gestión
política; a algunos comentaristas les he oído que llega a superar
el costo de la nómina de personal de las instituciones, a mi no me
extraña, ni lo pongo en duda. Lo que está claro, es que esta forma
de gestión es una animalada y lo que es más importante es que es
carísima, innecesaria, injustificable, y , como veremos ,
perturbadora de la propia gestión, y el origen de todas las
corrupciones, eso si, con protección oficial. O acabamos con este
sistema rapiñento y absurdo de hacer política, o esta forma de
hacer política, acabará irremediablemente con el propio sistema.
-Un
tercer efecto de esta forma de hacer política, amparada por la ley,
es la generalización de las prácticas poco éticas de las Cámaras,
tanto en el Senado como en el Congreso, y Parlamentos Autonómicos,
de exención fiscal de parte de la remuneración , en este caso de
los concejales, autoacordada como gastos, que considero un privilegio
fiscal insoportable respecto al resto de ciudadanos y en el reparto
de de los remanentes de la partida de funcionamiento de grupos
políticos ( en el caso de Lugo de unos 400.000 €/ año), que se
dispone por los portavoces con el único soporte documental de una
declaración responsable y se reparte sin transcendencia fiscal. Todo
con apariencia de legalidad.
-
El cuarto efecto es la desprofesionalización de las plantillas de
personal, la manipulación de las oposiciones u otras pruebas de
acceso a la función pública, y sobretodo el tremendo poder del
Alcalde, sus Delegados, asesores y personal de confianza, sobre el
personal profesional, que genera acosos, violencia de género,
injusticias, pero sobretodo debilita, cuando no anula, el efecto de
control sobre los procedimientos, que garantiza la profesionalización
del funcionariado. Las funciones de control de legalidad y económico
encomendadas a los Cuerpos de Habilitación Nacional de Secretarios
e Interventores, mediante sucesivas normas, se ha degradado tanto,
que un informe de ilegalidad, no paraliza ni un procedimiento, ni
una contratación, ni un acuerdo o resolución. Lo más absurdo de
todo es que en la realidad, en la práctica, los Secretarios e
Interventores son nombrados con una influencia decisiva de los
Alcaldes o Presidentes de Diputaciones, lo que unido a la
discrecionalidad de las altas productividades, sus funciones
cruciales de control de legalidad y económica, quedan muy
condicionadas e incluso comprometidas.
-El
quinto efecto es la irremediable ineficacia en la gestión. Un
Ayuntamiento no solo es una organización política, si no que es una
organización de prestación de servicios imprescindibles e
importantes para los vecinos, empresarios, trabajadores, visitantes,
etc., que, a partir de cierto tamaño, presenta importantes
dificultades técnicas, , organizativas y sobre todo de gestión de
personal. Mientras la mitad privada de nuestro sistema, solventa la
solución de estas dificultades con una seria selección de personal
directivo con altas cualificaciones académicas, formación y
especializaciones técnicas, experiencias, capacidades, etc. en el
sector público la selección de personal profesional en base a
mérito y capacidad son las oposiciones públicas y el acceso a
puestos o ascenso técnico y profesional son mediante los concursos,
procedimientos que, generalizados y seriamente gestionados, son
justos y democráticos, y, sobre todo, eficaces. La excesiva
polítización de las instituciones, especialmente en la vida local,
ha prostituido el sistema y los concejales, asesores, y su personal
de confianza, han descendido del nivel político a ocupar funciones
en el campo directivo propio de los funcionarios, con un contundente
efecto no solo en la eficacia , eficiencia y economía , si no en la
ética de la función pública, por la sencilla razón de que los
concejales se elijen con criterios ajenos a los propios de la
gestión, muchos de ellos sin ninguna experiencia laboral, sin
formación alguna y unos tarugos que solo pretenden solucionar su
ausencia de actividad laboral. Personalmente en mi larguísima vida
al servicio de las administraciones públicas, especialmente en la
vida local, nunca he conocido a un asesor que valiera un duro, ni a
ningún Delegado que supiera lo que se traía en sus manos. Cuando la
minusvalía moral, intelectual y técnica y el poder fáctico se
conjugan, los efectos son, impepinablemente, abusos y desviaciones de
poder, y madre de todo tipo de corrupciones. Los que pagan los
efectos más graves son los funcionarios profesionales, al hacerlos
depender de todopoderosos personajillos ineptos y consecuentemente
acomplejados, que ocultan su minusvalía mandando con soberbia,
prepotencia, falta de equidad, capricho, acosos, humillaciones, etc,
( he presenciado incluso violaciones). Téngase en cuenta que los
funcionarios locales, no tienen la posibilidad de traslado como los
autonómicos, y los de la Administración Central, ya que dependen de
su Ayuntamiento o Provincia , como departamentos estancos, y , por
tanto son dependientes en exclusiva del albur de la calidad de sus
políticos, que les vienen de cada elección. La ineficacia y la
corrupción encuentran un campo abonado con esta forma de hacer
política al gestionar las instituciones.
-Y
el sexto efecto es la tendencia en huir del ya escaso control
administrativo, haciendo desviar la gestión hacia entes dependientes
de la legislación civil y/o mercantil , donde la voluntad de los
políticos muestran la generosa imaginación de la que están dotados
y sobre todo del libre albedrío en el manejo de los fondos públicos,
colocación nepotista y partidaria de personal.
Los
efectos de la excesiva politización son comunes a todas las
administraciones, con las naturales especificaciones, por tanto, la
solución está en eliminar el germen de la corrupción
profesionalizando rápida y fuertemente las administraciones
públicas y dejando a la política en su importante función. Si no
terminamos con esta forma de hacer política, esta forma de hacer
política terminará con nosotros en base a la los sustos diarios de
corrupción e incluso, si no se corta de cuajo, con nuestra
democracia, vía populismos.
En
una palabra hace falta tener verdadera voluntad política para
erradicar la corrupción y la forma de levar a cabo esta voluntad es
legislando sobre el origen de la corrupción subyacente y no solo
sobre los efectos de la corrupción
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