miércoles, 16 de marzo de 2016

LA CORRUPCIÓN SUBYACENTE


LA CORRUPCIÓN SUBYACENTE
Nunca los políticos han hablado tanto de corrupción y se han rasgado las vestiduras abominando de esta práctica y jurado que lucharán con todas sus fuerzas contra ella, como en estos días de “ negociaciones “ después del puzle endemoniado que nos han facilitado las últimas Elecciones Generales. A mi me suenan todas estas manifestaciones rimbombantes a hueco, a un cinismo casi enfermizo, ya que , en términos de catecismo, se les nota falta de contrición y propósito de la enmienda, por lo que no creo que ninguno merezca la absolución de sus gravísimos pecados. Hablan tanto de ética, que no tienen tiempo a practicarla.

El PP , acosado por los escándalos de corrupción masiva e institucionalizada en Valencia y en Madrid, presume, en su descargo, de haber aprobado 72 medidas anticorrupción en la legislatura pasada, mientras que es puesto, con toda la cara dura, pero con cierto éxito, como paradigma de la corrupción por parte de un PSOE, que se desangra por los escándalos más importantes y abyectos de la Junta de Andalucía, que manchan a dos expresidentes del partido y de la Junta y a toda la estructura del partido , del sindicato y de las administraciones locales andaluzas gobernados por los socialistas. Los ciudadanos estamos hartos de las comparaciones sobre quién tiene más cantidad de mierda acumulada y sobre la propia calidad de la mierda de cada montón. ¡ Patético !

No despreciamos las famosas 72 medidas del PP y del evidente y notable impulso e independencia en la actividad de las unidades policiales y la de la Fiscalía anticorrupción, que, paradógicamente , tanto le han fastidiado al propio PP. Creo que el único partido que tiene una idea más firme de lucha contra la corrupción, es Ciudadanos , que logra imponerla en todos sus pactos autonómicos y ahora a nivel estatal con el PSOE, en el fallido Devate de Investidura : suprimir los aforamientos e imponer la limitación de mandatos, lo que no sabemos es las dimensiones y profundidad, de estas importantes medidas, para la lucha contra la corrupción, que debían estar ya recogidas en la Constitución y afectar a todo el sector público, como unos principios rectores legislativos, generales, claros y muy restrictivos, limitados al estricto ejercicio del cargo aforado.

Pero ningún partido ni siquiera habla de ir al fondo de la cuestión, lo que yo llamo la corrupción subyacente, que está intimamente ligada a la excesiva politización de las instituciones, variable explicativa de la corrupción en España. Para no hablar en abstrato, teóricamente, vamos a tomar como ejemplo un ayuntamiento cualquiera , que es una institución que tenemos cerca y que más o menos todo el mundo sabe como están organizados y como funcionan. ¿ Cuando podemos decir que la politización de la institución es excesiva? Yo diría que si la mayoría gobernante, o en su mayor parte, tiene dedicación total o parcial, con funciones delegadas del Alcalde y, por tanto, devengando retribuciones importantes, se producen una serie encadenada de efectos nefastos que llevan inexcusablemente a condiciones propiciatorias de corrupción, asombrosamente amparadas formalmente por la legislación, por eso la denomino corrupción subyacente. Lo sorprendente es que goza de protección oficial, por interés de los partidos. Veamos:
-El primer efecto es la pérdida de gran parte de la función de control del Pleno sobre el gobierno municipal. Solo queda el control de la minoría, generalmente inane y la judicial.
-El segundo es el incremento injustificado e injustificable del costo de la gestión política, no solo por el pago de las dedicaciones a los concejales de la mayoría de gobierno , y por las dedicaciones que hay que “darle” a la minoría para que no proteste, ( las generosas retribuciones son objeto de aprobación por unanimidad e inmediatamente), sino por la generosa dotación para asesores, personal de confianza a mayoría y minoría, además de chóferes , coches, teléfonos, material informático, viajes, gastos de representación, etc. y demás gastos camuflados ingeniosamente en capítulos presupuestarios como si fueran gastos de funcionamiento, personal, reuniones y conferencias, dietas y desplazamientos, etc. Como las Corporaciones Locales, como el resto de las administraciones públicas, no están auditadas anualmente por firmas independientes, como los son, en forma obligatoria, las empresas de cierto tamaño, no se conoce con cierta aproximación el coste de la gestión política; a algunos comentaristas les he oído que llega a superar el costo de la nómina de personal de las instituciones, a mi no me extraña, ni lo pongo en duda. Lo que está claro, es que esta forma de gestión es una animalada y lo que es más importante es que es carísima, innecesaria, injustificable, y , como veremos , perturbadora de la propia gestión, y el origen de todas las corrupciones, eso si, con protección oficial. O acabamos con este sistema rapiñento y absurdo de hacer política, o esta forma de hacer política, acabará irremediablemente con el propio sistema.
-Un tercer efecto de esta forma de hacer política, amparada por la ley, es la generalización de las prácticas poco éticas de las Cámaras, tanto en el Senado como en el Congreso, y Parlamentos Autonómicos, de exención fiscal de parte de la remuneración , en este caso de los concejales, autoacordada como gastos, que considero un privilegio fiscal insoportable respecto al resto de ciudadanos y en el reparto de de los remanentes de la partida de funcionamiento de grupos políticos ( en el caso de Lugo de unos 400.000 €/ año), que se dispone por los portavoces con el único soporte documental de una declaración responsable y se reparte sin transcendencia fiscal. Todo con apariencia de legalidad.
- El cuarto efecto es la desprofesionalización de las plantillas de personal, la manipulación de las oposiciones u otras pruebas de acceso a la función pública, y sobretodo el tremendo poder del Alcalde, sus Delegados, asesores y personal de confianza, sobre el personal profesional, que genera acosos, violencia de género, injusticias, pero sobretodo debilita, cuando no anula, el efecto de control sobre los procedimientos, que garantiza la profesionalización del funcionariado. Las funciones de control de legalidad y económico encomendadas a los Cuerpos de Habilitación Nacional de Secretarios e Interventores, mediante sucesivas normas, se ha degradado tanto, que un informe de ilegalidad, no paraliza ni un procedimiento, ni una contratación, ni un acuerdo o resolución. Lo más absurdo de todo es que en la realidad, en la práctica, los Secretarios e Interventores son nombrados con una influencia decisiva de los Alcaldes o Presidentes de Diputaciones, lo que unido a la discrecionalidad de las altas productividades, sus funciones cruciales de control de legalidad y económica, quedan muy condicionadas e incluso comprometidas.
-El quinto efecto es la irremediable ineficacia en la gestión. Un Ayuntamiento no solo es una organización política, si no que es una organización de prestación de servicios imprescindibles e importantes para los vecinos, empresarios, trabajadores, visitantes, etc., que, a partir de cierto tamaño, presenta importantes dificultades técnicas, , organizativas y sobre todo de gestión de personal. Mientras la mitad privada de nuestro sistema, solventa la solución de estas dificultades con una seria selección de personal directivo con altas cualificaciones académicas, formación y especializaciones técnicas, experiencias, capacidades, etc. en el sector público la selección de personal profesional en base a mérito y capacidad son las oposiciones públicas y el acceso a puestos o ascenso técnico y profesional son mediante los concursos, procedimientos que, generalizados y seriamente gestionados, son justos y democráticos, y, sobre todo, eficaces. La excesiva polítización de las instituciones, especialmente en la vida local, ha prostituido el sistema y los concejales, asesores, y su personal de confianza, han descendido del nivel político a ocupar funciones en el campo directivo propio de los funcionarios, con un contundente efecto no solo en la eficacia , eficiencia y economía , si no en la ética de la función pública, por la sencilla razón de que los concejales se elijen con criterios ajenos a los propios de la gestión, muchos de ellos sin ninguna experiencia laboral, sin formación alguna y unos tarugos que solo pretenden solucionar su ausencia de actividad laboral. Personalmente en mi larguísima vida al servicio de las administraciones públicas, especialmente en la vida local, nunca he conocido a un asesor que valiera un duro, ni a ningún Delegado que supiera lo que se traía en sus manos. Cuando la minusvalía moral, intelectual y técnica y el poder fáctico se conjugan, los efectos son, impepinablemente, abusos y desviaciones de poder, y madre de todo tipo de corrupciones. Los que pagan los efectos más graves son los funcionarios profesionales, al hacerlos depender de todopoderosos personajillos ineptos y consecuentemente acomplejados, que ocultan su minusvalía mandando con soberbia, prepotencia, falta de equidad, capricho, acosos, humillaciones, etc, ( he presenciado incluso violaciones). Téngase en cuenta que los funcionarios locales, no tienen la posibilidad de traslado como los autonómicos, y los de la Administración Central, ya que dependen de su Ayuntamiento o Provincia , como departamentos estancos, y , por tanto son dependientes en exclusiva del albur de la calidad de sus políticos, que les vienen de cada elección. La ineficacia y la corrupción encuentran un campo abonado con esta forma de hacer política al gestionar las instituciones.
-Y el sexto efecto es la tendencia en huir del ya escaso control administrativo, haciendo desviar la gestión hacia entes dependientes de la legislación civil y/o mercantil , donde la voluntad de los políticos muestran la generosa imaginación de la que están dotados y sobre todo del libre albedrío en el manejo de los fondos públicos, colocación nepotista y partidaria de personal.

Los efectos de la excesiva politización son comunes a todas las administraciones, con las naturales especificaciones, por tanto, la solución está en eliminar el germen de la corrupción profesionalizando rápida y fuertemente las administraciones públicas y dejando a la política en su importante función. Si no terminamos con esta forma de hacer política, esta forma de hacer política terminará con nosotros en base a la los sustos diarios de corrupción e incluso, si no se corta de cuajo, con nuestra democracia, vía populismos.


En una palabra hace falta tener verdadera voluntad política para erradicar la corrupción y la forma de levar a cabo esta voluntad es legislando sobre el origen de la corrupción subyacente y no solo sobre los efectos de la corrupción


                                                 





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